Los videojuegos han adquirido en los últimos tiempos un gran protagonismo y popularidad. Prueba de ello son los más de 3.000 millones de jugadores en todo el mundo en 2022. Aunque hayan sido objeto de controversia durante décadas y estar asociados con efectos negativos, en la actualidad se consideran fuente generadora de valores y habilidades sociales positivas y enriquecedoras.
La forma de jugar ha cambiado y ya no solo se usan videoconsolas, si no otras plataformas de juego como los smartphones y ordenadores. Sin duda, alternativas con más peso y que despiertan una pasión por el gaming que ha llegado para quedarse. Y no solo en su faceta más lúdica. Aunque entre los padres siempre ha existido una cierta preocupación por el uso del videojuego entre los jóvenes, hay numerosos estudios que señalan que el tiempo dedicado a jugar a un videojuego no influye prácticamente en el bienestar de los gamers. Así al menos se desprende de la última investigación realizada por el Instituto de Internet de la Universidad de Oxford realizada el año pasado.
Valores y habilidades sociales
Hay algunos otros estudios que señalan que los videojuegos ayudan a los niños a aprender habilidades sociales valiosas (como la colaboración, cooperación…) y valores como la justicia, responsabilidad y el respeto. De hecho, expertos aseguran que los videojuegos pueden llegar a mejorar las habilidades cognitivas, como la atención selectiva, la percepción visual, la coordinación ojo-mano y la memoria de trabajo. En este artículo, exploramos algunos de los valores y habilidades sociales que aportan los videojuegos.
Tu memoria, en forma
La memoria es un componente clave del aprendizaje y del conocimiento y en este sentido, los videojuegos pueden mejorarla. Por ejemplo, juegos de rol como «World of Warcraft» y «The Elder Scrolls» requieren que los jugadores memoricen grandes cantidades de información, como mapas, personajes y elementos de la historia. También pueden mejorar la memoria espacial, lo que posibilita a los jugadores recordar cómo navegar por los mundos del juego.
Mejora de la atención
La atención es otra habilidad importante que puede mejorarse a través de los videojuegos. Los juegos de acción, como «Call of Duty» y «Fortnite», pueden ayudar a los jugadores a mejorar su atención selectiva, lo que les permite enfocarse en un objetivo específico mientras ignoran otras distracciones. Los juegos de estrategia, pueden ayudar a los jugadores a mejorar su atención sostenida, lo que les permite concentrarse durante largos períodos de tiempo.
Capacidad para tomar decisiones y resolver problemas
Los videojuegos también pueden ayudar a los jugadores a mejorar su capacidad para la toma decisiones. Los juegos de estrategia y simulación, como «SimCity» pueden ayudar a los jugadores a comprender mejor las consecuencias de sus decisiones a largo plazo. Otros pueden contribuir a los jugadores a mejorar su toma de decisiones éticas, ya que los jugadores a menudo tienen que tomar decisiones difíciles que afectan a la trama del juego. Otra de las habilidades que puede mejorarse mediante los videojuegos es la resolución de problemas. Así, los juegos de rompecabezas, como «Tetris» contribuyen a mejorar entre los jugadores su pensamiento lógico y su capacidad para encontrar soluciones creativas a los problemas. Otros ayudan a resolver problemas complejos y encontrar formas de superar obstáculos.
Cooperación, comunicación y colaboración
Los videojuegos también pueden fomentar la cooperación y el trabajo en equipo. Así por ejemplo, existen juegos en línea que necesitan de varias personas, como «League of Legends» y que han de trabajar juntos para lograr un objetivo común. También otros juegos más colaborativos como «Minecraft» fomentan la cooperación conjunta.
En definitiva, los videojuegos pueden aportar muchos valores cognitivos, desde la mejora de la memoria y atención, hasta la capacidad de tomar decisiones y poder resolver problemas y conflictos. Eso si, hay que recordar que no todos los videojuegos son iguales, y por lo tanto algunos de ellos podrían causar efectos no deseados para nuestra salud. Pero lo que parece evidente es que seleccionados y usados de manera responsable, pueden ser una fuente divertida y útil para aprender y desarrollarnos como personas.